¡Este mes en la columna #Jóvenesprofesionalesdelaconservación tenemos el testimonio de la brasileña Aline Rabello, conservadora-restauradora licenciada en la Universidad Federal de Minas Gerais!
Durante mi primer grado, en Historia, fui pasante en dos instituciones de salvaguardia patrimonial que me llevaron al mundo de la educación patrimonial y la preservación de colecciones. Después de graduarme busqué una especialización que pudiera agregar más conocimientos a mis experiencias, pero las oportunidades laborales que se estaban creando en ese momento siempre exigían un conocimiento más específico en metodologías de conservación-restauración. Entonces decidí volver a la universidad y estudiar mi segundo grado, en Conservación-Restauración de Bienes Culturales Muebles en la UFMG. Entré ya enfocada en los caminos que me interesaban: el papel y la conservación preventiva. Me gradué cuatro años después, con varias experiencias en mi haber y obtuve una beca PIBIC. Elegir hacer otra carrera cuando la expectativa ya es insertarse en el mercado laboral no es un camino fácil. Mientras estudiaba, las materias se ofrecían en los turnos de mañana y tarde y encontrar una pasantía o un trabajo que aceptara la necesidad de horarios flexibles era como encontrar una aguja en un pajar. Pero a medida que tomamos nuestro lugar en las instituciones y mostramos las especificidades de nuestro conocimiento, somos capaces de abrir espacio para justificar las particularidades de nuestra formación y la importancia de integrar el aprendizaje formal y la experiencia práctica.
Me gradué a fines de 2015 y opté por alejarme del camino académico y regresar al mercado laboral. Intenté abrir mi propio taller de restauración, aprendí a hacer un sitio web y administrar páginas de promoción en las redes sociales; Coloqué carteles de “SE RESTAURAN LIBROS” en universidades, bibliotecas y en cualquier otro lugar donde pudiera anunciarme. Poco a poco -y esta tardanza en volver, en el reconocimiento profesional es muy angustiante, después de todo, el deseo de independencia económica es el rey en este momento- fui consiguiendo uno que otro trabajo, que se convirtió en regular. Aprender a presentarme, a dar a conocer, a hacer presupuestos, a valorar mi propia dedicación fueron retos encontrados al inicio del trabajo. En ese momento trabajé en otras actividades en paralelo, y no lo considero un demérito, pero mi objetivo era quedarme en la zona y por eso siempre traté de mantener un pie en la conservación-restauración. Hoy considero que haberme mantenido en contacto con colegas y profesores, buscar conocer proyectos y avisos de financiamiento fueron formas que me ayudaron a mantenerme en el área, aun cuando todo parecía ir en contra.
En 2017 fui llamada a formar parte del equipo de la Junta Directiva de Colecciones Museográficas de la Superintendencia de Museos y Artes Visuales, órgano extinto de la Secretaría de Cultura del estado de Minas Gerais. Dos años más tarde fui seleccionada para trabajar en la Sección de Conservación y Restauración del Centro de Documentación e Información de la Cámara de Diputados, en Brasilia, donde sigo trabajando hoy como empleada subcontratada. Cada una de estas experiencias me trajo nuevos amigos, muchas alegrías y muchos otros desafíos. Toda esta trayectoria la conté con el objetivo de mostrar cómo la conservación-restauración no es solo una disciplina de 60 horas. Es un campo de conocimiento enorme que necesita mucho estudio y dedicación. Actualmente, soy miembro del ICOM, asociada de ABER y ANPUH. Participar en asociaciones que representen mis aspiraciones profesionales y, en el caso de la conservación-restauración, luchar por la actuación ética y legal a favor de la conservación del patrimonio, son fundamentales para lograr el reconocimiento profesional y la valoración de nuestro campo de trabajo, tan amplio y a la vez tiempo lleno de detalles. Además, sigo las discusiones de la Comisión de Regulación de la Profesión, que busca movilizar a la sociedad a favor de la aprobación del proyecto de ley 1183/2019. Los invito a buscar el PL y enterarse de las discusiones. ¡Involucrarse! ¡Por la preservación de nuestro patrimonio, nuestra memoria y nuestra historia! Y para el reconocimiento profesional de los conservadores-restauradores.